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Extreme poverty remains high in Latin America and the Caribbean

By Dr. Odeen Ishmael - Posted December 30th. 2005 - Spanish Version

The December 2005 report of the Economic Commission for Latin American and the Caribbean (ECLAC) has revealed that the number of poor people in the Latin American region declined by 13 million since 2003. But even though the numbers have dropped, more than 213 million people, or 41 percent of the region's population, continue to live in poverty, with 88 million (or nearly 17 percent) existing in conditions of extreme poverty. (The poverty rate is somewhat below this average in the English-speaking Caribbean with Guyana, for example, showing a declining rate of less than 35 percent).

These figures are grave reminders that while percentage points on poverty have fallen, the real numbers of poor people continue to be very high. ECLAC stated that the region met 51 percent of the first Millennium Goal of halving the 1990 extreme poverty levels by the year 2015. However, since 15 of the 25 years have already elapsed, the region, according to the UN agency, is slipping away from the target.

Significantly, the study also found that remittances from abroad have positively affected the living conditions of many families in the region. In 2004 remittances into Latin America and the Caribbean amounted to about US$45 billion which was roughly the same amount as direct foreign investment and official development aid. But while the average remittances accounted for 10 percent of GDP in the region, the proportion was higher in Haiti (29 percent), Nicaragua (18 percent), Guyana and Jamaica (17 percent) and El Salvador (16 percent).

In addition, the report also analysed the developments in the region's economy in 2005 and made projections for 2006. It found that in 2005, the economy of Latin America and the Caribbean grew overall by 4.3 percent, marking the third successive year of growth.

But while ECLAC noted that unemployment rates fell from 10.3 percent in 2004 to 9.3 percent in 2005, trade unionists in various countries continue to insist that these rates in many of the countries are higher than these statistics illustrate.

Higher economic growth rate patterns in the larger and more economically developed Mercosur and Andean communities contrast sharply with those of some countries in the Caribbean sub-region. The Caribbean countries have been hit hard by the rising oil prices during 2005, forcing many of them to utilise a greater part of their budgetary resources to meet payments for oil imports. Further, they have been battered over the past few years by natural disasters, including hurricanes and floods, which have severely slowed down economic development. Guyana, for example, in 2004, showed only 1.6 percent real growth in the economy in 2004 although the target aimed for was 2.5 percent.

Positive growth in the Caribbean sub-region has suffered as a result of a number of factors. These include the expanding crime rate, and security is an obvious concern of both the local and foreign investors. And even though political stability has improved greatly over the past decade, there is some fear that crime is becoming more and more politicised in the region, thus causing some obvious concerns among foreign investors and the local business communities.

On the other hand, the forward move of representative democracy throughout the region and the promotion of social development programmes by many governments have helped to promote the region as an attractive area for foreign investment. Nevertheless, some foreign investors also point to some archaic investments laws in the region and the indecisiveness of the local authorities in agreeing to certain types of investments financed by foreign business interests. And throughout many of these countries, the globalisation concept has mixed support, with many local entrepreneurs expressing fear over competition from new business enterprises.

In the Caribbean sub-region, the populations of some of the countries remain either very small or without any steady growth. This factor has proven to be detrimental in supporting the sustainability of new industries since the local market for the products remain small and weak. The steady migration of skills from these countries also continues to retard the economic development process.

With the region falling short of the Millennium Goal target of combating extreme poverty, all the countries of Latin America and the Caribbean may have to re-prioritise their economic targets in the coming years. While applying capitalist modes of production and investment and targeting the large markets in the North may boost economic growth rates, one is left to wonder if this process will help to distribute the generated wealth in order to reduce the rate of extreme poverty in these countries. High economic growth rates do not always necessarily translate into low poverty rates. Perhaps such re-prioritising can mean an expansion in social programmes to improve the standards of living and reducing the poverty level of almost 41 percent of the people of the region.

(Dr. Odeen Ishmael is Guyana's Ambassador to Venezuela.)


Pobreza extrema sigue siendo alta en América Latina y el Caribe

Por Odeen Ishmael

El informe de la Comisión Economía para la América Latina y el Caribe (CEPAL) para diciembre de 2005 revela que el número de pobres en la región latinoamericana descendió en 13 millones desde 2003. Pero aun cuando los números han bajado, más de 213 millones de personas o sea el 41 por ciento de la población de la región, sigue viviendo en la pobreza, con 88 millones (cerca del 17 por ciento) que viven en condiciones de extrema pobreza. La tasa de pobreza es ligeramente menor a este promedio en el Caribe de habla inglesa, con Guyana, por ejemplo demostrando un índice que declina de menos de 35 por ciento

Estas cifras nos hacen recordar que, mientras que el porcentaje de pobreza ha disminuido, el número real de gente pobre sigue siendo muy alto. El CEPAL ha expresado que la región alcanzó el 51 por ciento de la primera Meta del Milenio de disminuir a la mitad los niveles de pobreza extrema de 1990 para el año 2015. Sin embargo, ya que han transcurrido 15 de los 25 años, la región se está alejando de la meta, de acuerdo a la agencia de las NNUU.

Significativamente, el estudio encontró también que las remesas desde el exterior han afectado positivamente las condiciones de vida de muchas familias en la región. Durante el 2004 estas remesas hacia América Latina y el Caribe alcanzaron cerca de US $45 mil millones, lo que equivale aproximadamente la misma cantidad de inversión extranjera directa y asistencia oficial para el desarrollo. Pero mientras que el promedio de remesas daba cuenta por el 10 por ciento del PIB en la región, la proporción fue más alta en Haití (24 por ciento), Nicaragua (18 por ciento) Guyana y Jamaica (17 por ciento) y El Salvador (16 por ciento).

Además, el informe analizó también los desarrollos de la economía de la región en el 2005 e hizo proyecciones para el 2006. Encontró que en 2005, la economía latinoamericana y caribeña tuvo un crecimiento promedio de 4,3 por ciento, registrándose así el tercer año de crecimiento sucesivo.

Pero mientras que la CEPAL observaba que las tasas de desempleo bajaron del 10,3 por ciento en 2004 a 9,3 por ciento en 2005, los sindicatos en varios países insistían que dichas tasas son más altas en muchos de los países que las que muestran estas estadísticas.

Existe un contraste claro entre los modelos de crecimiento en las comunidades más grandes y desarrolladas de MERCOSUR y andina y en algunos de los países de la sub-región caribeña.

Los países caribeños han sido duramente golpeados por los aumentos de los precios petroleros durante el año 2005, obligando a muchos de ellos a tener que utilizar una mayor parte de sus recursos presupuestarios para poder pagar sus importaciones petroleras. Además, han sido duramente castigados por los desastres naturales durante los últimos años, incluyendo huracanes e inundaciones, los cuales han retardado severamente su crecimiento económico. Por ejemplo, en 2004 Guyana mostró sólo un crecimiento económico de 1,6 por ciento en 2004, aunque la meta señalada era de 2,5 por ciento.

Como resultado de numerosos factores, el crecimiento positivo en la subrregión caribeña ha sufrido. Esto incluye el auge del índice de la criminalidad y la seguridad es obviamente motivo de preocupación tanto para los inversionistas locales como para los extranjeros. Y aun cuando ha mejorado la estabilidad política durante la década pasada, se teme que la criminalidad se politice más y más en la región, siendo así causa de ciertas preocupaciones obvias entre los inversionistas extranjeros y las comunidades locales de comercio.

Por otro lado, el movimiento progresivo a favor de la democracia representativa por toda la región y la promoción de programas de desarrollo social por parte de muchos gobiernos ha contribuido a promocionar la región como área atractiva para la inversión foránea. Sin embargo, algunos inversionistas extranjeros señalan la existencia de leyes de inversiones arcaicas en la región y la indecisión de las autoridades locales en acordar ciertos tipos de inversiones financiados por intereses comerciales extranjeros. Y por muchos de estos países, el concepto de globalización tiene también el apoyo mezclado con los temores de los empresarios locales sobre una competencia excesiva de las nuevas empresas comerciales.

En la subrregión caribeña las poblaciones de algunos países permanecen o bien muy pequeñas o sin ningún crecimiento sostenido. Este factor ha demostrado ser perjudicial para el sostenimiento de industrias nuevas, y que los mercados locales para los productos permanecen pequeños y débiles. La migración continúa de destrezas desde estos países también sigue retardando el desarrollo económico.

Con la región quedando corto en alcanzar el objetivo de la Meta del Mileno de combatir la pobreza extrema, todos los países latinoamericanos y caribeños tendrán quizás que reformular las prioridades de sus metas económicas para los años venideros. Aunque la aplicación de métodos capitalistas de producción e inversión y teniendo con el objetivo de llegar a los grandes mercados del Norte quizás puedan impulsar las tasas de crecimiento, uno se pregunta si este proceso ayudaría a distribuir la riqueza generada de manera tal de reducir la tasa de extrema pobreza en estos países. Las tasas de alto crecimiento no necesariamente se traducen en tasas de bajo crecimiento de pobreza. Quizás la reformulación de prioridades pueda significar una expansión en los programas sociales que mejoren los niveles de vida y reduzcan el nivel de pobreza de casi 41 por ciento de la gente de la región.

Caracas, 30 de diciembre de 2005

 

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